lunes, 10 de diciembre de 2012

De patines me como un taco...


Yo crecí en los 80s en la Colonia Doctores cuando aun no se sabía que iba a ser famosa por sus ladrones, por su miseria, por sus peligros, por sus drogadictos y por su mala fama que me obligo muchas veces a no decir donde vivía. Ya no sé si era por pena o por costumbre, siempre decía que vivía en La Roma, total 2 calles mas no hacían ninguna diferencia en el taxímetro pero si en la mente del individuo.

No importa, crecí ahí porque ahí naci, fui al kínder, primaria y secundaria en la Roma, cuando aun no era el lugar mamon donde el posón va y aplasta su trasero en sillas de plástico y se sienta a comer comida “europea” mientras observa la vida como si estuviera sentado en el Palacio de Versalles.

Entre la Plaza Río de Janeiro, el parque estadio, la plaza Luis Cabrera y el parque México, en la Condesa pase mi adolescencia, pervertida, infame y feliz. Después de la muerte de mi padre tuve que aprender a vivir y crecer sola. Nunca estuve en mi casa… la usaba solo para dormir, comer, y soñar.

En mi casa no había nadie ni nada, todos estaban demasiado ocupados con la preocupación del que comer y del día siguiente, yo jamás he sido así, se olvidaron de mí y yo me olvide de ellos. Hasta hace unos años nos perdonamos y yo olvide.

En ese periodo de vagancia algo tenía que hacer, siempre fui demasiado loca e inquieta como pata aplastarme a cortar las venas así que decidí patinar.

Nunca aprendí a patinar bien, sin embargo patiné todos los días durante 5 años desde Dr. Vertiz hasta el parque México, así, sin miedo a que me fueran a robar, asaltar, violar o secuestrar…

Nunca tuve complejos con mi cuerpo y siempre me vestí muy sin pedos, lo mismo me ponía una minifalda del tamaño de un cinturón que una camiseta sin bra, total, siempre creí que la vestimenta definía la personalidad y siempre fui así: valemadrista.

Me ponía una falda pequeña, me trepaba en mis tenis y volaba hasta la Condesa con mi mochila en la espalda, siempre me gustaron las bibliotecas, los libros, la mugre y el polvo de los documentos… tal vez por eso estudie historia.

Varias veces me estampe contra arboles, semáforos, automóviles, carritos de helado y paredes impertinentes.  Aun no puedo respirar y me quedo la nariz un poco chueca pero por nada del mundo cambiaria esos días donde atravesaba insurgentes patinando mientras mi cabello volaba al viento

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